El Universo a los 4 años

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El Universo a los 4 años

diciembre 12, 2025
El universo a los 4 años - Mariana y Thomas - AstroCon 2025
El Universo a los 4 años

 

A los cuatro años, Thomas no ve el mundo: ve el universo.

Mientras otros niños le ponen nombre a los colores, él le pone nombre a las galaxias.
Y yo —que antes vivía llena de pendientes, correos y entregas— tuve que aprender a vivir en un mundo donde las grandes preguntas pasan a la hora del desayuno, el almuerzo, la cena, el baño, en el camino a la escuela.​

Este blog nace después de compartir nuestra historia en el AstroCon 2025  organizado por la Fundación Astromania, donde hablé de lo que significa criar a un niño que mira hacia arriba. Un niño distinto. Intenso. Curioso por naturaleza.

 

Quiero dejar aquí esa reflexión, para quien la necesite.​


Aquí pueden ver la charla completa, incluyendo la presentación de Astromas “¿Por qué Plutón ya no es un planeta?”

 

La versión de mí que existía antes de Thomas

Antes de Thomas, yo era una mujer funcional, rápida, de listas infinitas y mucha eficiencia. Tenía todo organizado… menos mi capacidad de maravillarme.​

Con Thomas entendí algo que cambió mi maternidad y mi vida: cuando acompañas a un niño que observa el universo, tú también terminas aprendiendo a mirar. Él me convirtió en una mamá más consciente, más observadora, más lenta en los lugares correctos y más clara en mis prioridades.​

Aprendí que mi trabajo no era enseñarle: era acompañarlo. Acompañarlo implica estar disponible para sus preguntas, pero también proteger su energía del ruido, dejarlo brillar … Lo desafiante ha sido filtrar opiniones y expectativas, recordar que esos ojos grandes traen grandes preguntas, no grandes presiones.​

Necesito sostener su impulso natural y abrirle ventanas y puertas a la curiosidad, porque si hay algo en lo que firmemente creo es que: “La curiosidad es el motor del universo”, y Thomas vino con ese motor incorporado. Es un ejercicio diario de límites, propósito y mucha intuición, pero también es hermoso. Porque en su intensidad también vive su luz.​

Aprendí que yo también necesitaba volver a ser curiosa.

 

El miedo que nadie ve

Hay romanticismo en criar a un niño diferente, pero también hay miedo. No voy a romantizarlo: he tenido miedo. 

Sentí miedo cuando empezaron las etiquetas, cuando aparecieron siglas que no conocía y tuve que aceptar que su camino no iba a ser lineal. Miedo cuando entendí que procesaba el mundo de forma distinta. Miedo cuando escuché “Cinturón de Kuiper” por primera vez en la voz de un niño de 2 años. Miedo cuando veía más y más videos de “Altas Capacidades Intelectuales” en YouTube.

Sentí miedo cuando Thomas se hizo visible en redes, cuando ese niño tan auténtico e intenso quedó frente a los ojos de miles de personas. Ahí apareció la gran pregunta: ¿lo estoy cuidando o lo estoy exponiendo?​

Con el tiempo entendí algo que hoy repito mucho: la visibilidad no es lo mismo que exposición. La visibilidad, cuando está sostenida en un propósito, puede ser cuidado, puede ser comunidad, puede ser puente. Lo importante no es cuánta gente mira, sino desde dónde acompañamos nosotros. Hoy elijo acompañarlo desde el propósito, no desde el miedo.​

Ahora existe una versión de mí que mira hacia arriba. Que entiende que la curiosidad no es un detalle bonito de la infancia, sino un motor real. Y que si él nació para mirar el cielo, yo nací para acompañarlo en ese viaje. Él afinó mi atención, mi sensibilidad y mi forma de habitar el mundo.​

Para darle color y sabor a los platos usamos mermeladas sin azúcar de distintos sabores, un poco de chocolate Hershey’s sin azúcar derretido (como si fuera sirope o “tinta” para dibujar) y mantequilla de maní sin azúcar.

Les comparto algunas fotos de lo que hemos probado y nos ha encantado. 🥰

Para las mamás y papás de niños “diferentes”

Si estás criando a un niño que el mundo llama “diferente”, probablemente ya escuchaste palabras como “demasiado”: demasiado intenso, demasiado curioso, demasiado sensible, demasiado lógico, demasiado inquieto.​

Una frase que me vuelve cada vez es esta: tu hijo no está “de más” en nada; está de lleno en todo lo que este mundo aún no sabe cómo valorar. 

Y te prometo algo desde mi propia experiencia: cuando dejamos de tratar la curiosidad como un problema y empezamos a acompañarla como un camino, lo imposible deja de serlo. 

No se trata de tener todas las respuestas, se trata de estar dispuestas a hacer las preguntas con ellos.

 

  • Patricia

    Entiendo tus miedos, Thomas es arrollador! Lo estáis haciendo genial!
    Thomas, ¡eres una preciosidad de niño! ¡Curioso y entusista! Soy maestra y ¡me encantaría tener un alumno como tú! 💖🥰👏👏💖

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