Nuestra Familia
Dicen que los niños crecen dentro de su entorno, pero también lo transforman.
Cada palabra que escuchan, cada gesto, cada mirada y cada emoción que respiramos en casa deja una huella silenciosa en su manera de entender el mundo. La psicología del desarrollo nos muestra que los primeros años son críticos: el apego seguro, la atención y la estimulación positiva fomentan la curiosidad, la autoestima y la resiliencia (Bowlby, 1988; National Scientific Council on the Developing Child, 2004).
En nuestra familia creemos profundamente en eso.
Sabemos que un entorno lleno de curiosidad, respeto y amor puede ser el punto de partida para que un niño se sienta libre de explorar, crear y ser quien realmente es.
Thomas tiene 4 años y una energía que parece venir de otro planeta.
Le encanta correr, explorar, observar cada detalle del mundo que lo rodea.
Últimamente se ha vuelto un pequeño experto en insectos: puede pasar largo rato mirando hormigas, caracoles o buscando axolotes en videos y documentales.
Todo lo que implique vida, misterio o movimiento le fascina.
También le apasiona el universo. Habla de átomos, quarks, agujeros negros y exoplanetas con una mezcla de asombro y lógica que nos deja sonriendo.
Un día quiere ser astrónomo.
Otro, astrofísico.
Y a veces astronauta.
Le encanta hacer experimentos, mezclar cosas, inventar teorías. Es creativo, independiente y siempre ha sido precoz para su edad. Tiene esa mente inquieta que no descansa, y un corazón enorme que busca entender y cuidar todo lo que descubre.
No le gusta dormir. Es muy aburrido.
Para mí, tiene una mezcla justa entre ternura y genialidad.
Yo soy Mariana, Diseñadora Digital y Médico, vivo en carne propia como dice Bra Sánchez que “ninguna disciplina niega otra, incluso cuando parecen contradictorias”, y desde que soy mamá, aprendí que la curiosidad puede ser una forma de amor.
Eduardo, mi esposo, es desarrollador web, paciente, lógico y el mejor compañero para los experimentos, las observaciones, el buscador de las preguntas imposibles y las carreras por la casa.
Mi mamá, Marlene, es abuela y maestra, y una de las personas más importantes en la vida de Thomas.
El resto de mi familia está en Venezuela, y aunque la distancia a veces pesa, nunca nos falta amor, risas y compañía a través de una pantalla. Las videollamadas y los mensajes de voz son parte de nuestra rutina.
Del lado de Eduardo, parte de la familia vive en Estados Unidos: su abuela paterna, Mirla y su tío Luis, quien le regaló su primer telescopio. Otros están en Venezuela y Perú.
Nuestra familia en Chile es pequeña, pero está llena de amor.
En casa vivimos entre ideas, preguntas, carreras, historias y descubrimientos.
Nos gusta leer antes de dormir, aprender juntos, mirar el cielo y la tierra con la misma curiosidad.
Sabemos que un entorno enriquecido, donde los niños se sienten vistos, escuchados y acompañados, potencia su desarrollo cognitivo, emocional y social (Vygotsky, 1978; Shonkoff & Phillips, 2000).
Creo profundamente que el entorno más poderoso para un niño es el que se construye con amor, atención y presencia.
No sabemos exactamente a dónde nos llevará este viaje, pero sí sabemos que queremos disfrutarlo con los ojos bien abiertos, como Thomas.
Gracias por leerme.
Con amor,
Mariana

Erika
Qué maravilla! Que aventura! Simplemente maravilloso