octubre 1, 2025
Nuestra Familia

Dicen que los niños crecen dentro de su entorno, pero también lo transforman.

Cada palabra que escuchan, cada gesto, cada mirada y cada emoción que respiramos en casa deja una huella silenciosa en su manera de entender el mundo. La psicología del desarrollo nos muestra que los primeros años son críticos: el apego seguro, la atención y la estimulación positiva fomentan la curiosidad, la autoestima y la resiliencia (Bowlby, 1988; National Scientific Council on the Developing Child, 2004).

En nuestra familia creemos profundamente en eso.

Sabemos que un entorno lleno de curiosidad, respeto y amor puede ser el punto de partida para que un niño se sienta libre de explorar, crear y ser quien realmente es.

Thomas tiene 4 años y una energía que parece venir de otro planeta.
Le encanta correr, explorar, observar cada detalle del mundo que lo rodea.
Últimamente se ha vuelto un pequeño experto en insectos: puede pasar largo rato mirando hormigas, caracoles o buscando axolotes en videos y documentales.
Todo lo que implique vida, misterio o movimiento le fascina.

También le apasiona el universo. Habla de átomos, quarks, agujeros negros y exoplanetas con una mezcla de asombro y lógica que nos deja sonriendo.

Un día quiere ser astrónomo.
Otro, astrofísico.
Y a veces astronauta.

Le encanta hacer experimentos, mezclar cosas, inventar teorías. Es creativo, independiente y siempre ha sido precoz para su edad. Tiene esa mente inquieta que no descansa, y un corazón enorme que busca entender y cuidar todo lo que descubre.

No le gusta dormir. Es muy aburrido.

Para mí, tiene una mezcla justa entre ternura y genialidad. 

 

Yo soy Mariana, Diseñadora Digital y Médico, vivo en carne propia como dice Bra Sánchez que “ninguna disciplina niega otra, incluso cuando parecen contradictorias”, y desde que soy mamá, aprendí que la curiosidad puede ser una forma de amor.

Eduardo, mi esposo, es desarrollador web, paciente, lógico y el mejor compañero para los experimentos, las observaciones, el buscador de las preguntas imposibles y las carreras por la casa.

Mi mamá, Marlene, es abuela y maestra, y una de las personas más importantes en la vida de Thomas.

El resto de mi familia está en Venezuela, y aunque la distancia a veces pesa, nunca nos falta amor, risas y compañía a través de una pantalla. Las videollamadas y los mensajes de voz son parte de nuestra rutina.

Del lado de Eduardo, parte de la familia vive en Estados Unidos: su abuela paterna, Mirla y su tío Luis, quien le regaló su primer telescopio. Otros están en Venezuela y Perú.

Nuestra familia en Chile es pequeña, pero está llena de amor.

En casa vivimos entre ideas, preguntas, carreras, historias y descubrimientos.

Nos gusta leer antes de dormir, aprender juntos, mirar el cielo y la tierra con la misma curiosidad.

Sabemos que un entorno enriquecido, donde los niños se sienten vistos, escuchados y acompañados, potencia su desarrollo cognitivo, emocional y social (Vygotsky, 1978; Shonkoff & Phillips, 2000).

Creo profundamente que el entorno más poderoso para un niño es el que se construye con amor, atención y presencia.

No sabemos exactamente a dónde nos llevará este viaje, pero sí sabemos que queremos disfrutarlo con los ojos bien abiertos, como Thomas.

Gracias por leerme.

Con amor,

Mariana

  • Erika

    Qué maravilla! Que aventura! Simplemente maravilloso

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